La estimulación consiste en una serie de actividades que como padres o docentes podemos desarrollar en los niños, para aprovechar al máximo las capacidades de aprendizaje y adaptabilidad de su cerebro; ejercicios que proporcionan estímulos que son percibidos por sus sentidos que al ser procesados se convierten en información y esta a su vez en aprendizaje.
No obstante, el éxito de la estimulación
se debe a la riqueza de los estímulos, frecuencia, intensidad y
duración adecuada; al mismo tiempo que depende del espacio, la
ambientación y de la disposición que posea la persona que lidera la
actividad. Lo anterior hace que se genere ó no el interés del niño en
los ejercicios que se estén ejecutando.
Logrando así una relación dinámica con su medio y un aprendizaje efectivo, favoreciendo el desarrollo de sus áreas: ( intelectual, motriz y social) y el estrechando vínculos con sus padres o maestros.
Es importante que seamos cuidadosos a la hora de elegir como estimular al niño para no caer en la monotonía o lo que es peor en la sobrestimulación, para ello hay que tener en cuenta la etapa en la que se encuentra el menor, su maduración y su proceso de desarrollo.
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